La noche deja caer su velo
como una túnica muy especial;
tiene atisbos de algo que pinta
alguna historia de carnaval,
una mezcla de amor con tinta,
y una florcita para desojar.
Otra flor que por ahí pasaba
quiso quedarse y se me pegó,
mi florcita se fugó con otro
que no pinta ningún color,
y yo me quedé quieto, muy tonto,
sintiéndome preso de la otra flor.
Con tenues residuos de una canción,
con algo de frío en mi corazón,
la historia me va mostrando un perfil
de trazos gruesos y algo de alcohol;
que traduce en tu mirada sutil
en cada silencio, un nuevo color.
Y así se va acabando la noche;
un alba que sólo sabe pintar,
te dibuja esta historia que esconde
entre líneas un poema hecho canción,
como un amor en blanco y negro,
para que lo llene de color tu corazón.
De "Los Orígenes II"
7 de Junio de 1998
06:30 am
Rolando Bourdette
